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El mundo ha logrado avances significativos en la lucha contra el VIH en las dos últimas décadas.

Aunque no existía tratamiento para el VIH al comienzo de la pandemia hace 40 años, cada vez más personas llevan una vida sana gracias a la mayor difusión de los medicamentos. En la actualidad, en todo el mundo, 29,8 millones de los 39 millones de personas que viven con el VIH reciben tratamiento (76%), frente a los 7,7 millones de 2010.

La mayoría de las personas en tratamiento (93%) tienen supresión viral, lo que significa que no pueden transmitir el virus a otras personas. Sin embargo, los avances logrados contra la pandemia del VIH son frágiles en muchos países de renta baja en los que falta financiación internacional y nacional y muchas personas siguen esperando recibir tratamiento.

En África oriental y meridional, la región más afectada por la pandemia del sida -con más de 20 millones de personas seropositivas-, varios países se están quedando rezagados en sus esfuerzos de prevención y tratamiento del VIH.

En Madagascar y Sudán del Sur, un cóctel de problemas, entre ellos la falta de financiación internacional y nacional, hace que el sida siga cobrándose vidas.

Esta trágica situación también supone una amenaza directa para los esfuerzos mundiales por acabar con el sida para 2030, de acuerdo con la agenda de desarrollo sostenible de la ONU.

Por ejemplo, Madagascar ha registrado un aumento del 151% en el número de nuevas infecciones por el VIH desde 2010 y un aumento del 279% en las muertes relacionadas con el sida durante el mismo periodo. Además, sólo el 18% de las 70.000 personas que se calcula que viven con el VIH en Madagascar tenían acceso al tratamiento en 2022 y 3.200 personas murieron por enfermedades relacionadas con el sida.

Madagascar, que es uno de los países más pobres de la región, también se ha visto afectado por una serie de catástrofes naturales, como una sequía crónica en el sur y una serie de ciclones, que han dificultado la recuperación económica del país y la puesta en marcha de una respuesta eficaz al VIH.

Según el Banco Mundial, las catástrofes naturales cuestan a la economía del país un 1% del producto interior bruto cada año, restando recursos que podrían destinarse a reforzar los servicios sanitarios esenciales.

Las autoridades malgaches están igualmente preocupadas por la situación del VIH en el país. Según el Dr. Rivomalala Rakotonavalona, director general de medicina preventiva del ministerio de salud pública, "el número de nuevas infecciones por el VIH está aumentando en Madagascar".

Para agravar el problema del aumento de las nuevas infecciones, las autoridades no conocen el panorama completo porque faltan datos fiables debido a la debilidad de los sistemas de vigilancia sistemática y a la falta de existencias de kits de pruebas del VIH en algunas clínicas y otros centros sanitarios.

Rakotonavalona afirma que el aumento de nuevas infecciones por el VIH ha sido implacable. "Lo venimos observando desde hace varios años. Pero... Madagascar no ha realizado encuestas nacionales de seroprevalencia; la última se llevó a cabo en 2008 y la tasa de prevalencia del VIH seguía siendo inferior al 1% en aquel momento."

A la ONU le preocupa que Madagascar sea incapaz de impulsar sus esfuerzos de prevención y tratamiento del VIH y que la pandemia pueda afectar negativamente a la agenda de desarrollo del país. El VIH afecta de forma desproporcionada a los jóvenes, especialmente a las mujeres jóvenes y a las niñas.

"La juventud es la mano de obra del mañana. Cuando ese grupo se está viendo afectado por el VIH y no estamos haciendo nada al respecto, es un problema económico para nosotros el día de mañana porque esa mano de obra se va a ver afectada por el VIH y eso va a reducir la productividad, aumentar la morbilidad y, por tanto, reducir el potencial económico del país", declaró el coordinador residente de la ONU para Madagascar, el Dr. Issa Sanogo.

VÍDEO DEL COORDINADOR RESIDENTE DE LA ONU AQUÍ

La falta de financiación también amenaza con hacer descarrilar la respuesta al VIH en Sudán del Sur. Aunque las cifras de nuevas infecciones por el VIH se han estabilizado en el país, la prevención del VIH está en peligro debido a la insuficiente financiación para acabar con la pandemia. Se calcula que 160.000 personas viven con el VIH en Sudán del Sur.

Las personas que se inyectan drogas siguen siendo especialmente vulnerables a la infección por el VIH y el consumo de drogas se ha identificado como uno de los mayores responsables de las nuevas infecciones por el VIH en países del Océano Índico como Madagascar, Mauricio y Seychelles.

Sin embargo, algunos países del Océano Índico han demostrado en el pasado el valor de los programas de reducción de daños bien financiados, como los programas de agujas y jeringuillas limpias y la terapia de mantenimiento con agonistas opiáceos.

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida, ONUSIDA, que dirige la respuesta mundial al sida, está trabajando con países como Madagascar para identificar las carencias y reforzar sus respuestas al VIH con el fin de evitar nuevas infecciones y muertes relacionadas con el sida.

El aumento del número de nuevas infecciones en un país como Madagascar, por ejemplo, contrasta fuertemente con la tendencia a la baja en Botsuana, que ha registrado un descenso del 66% de las nuevas infecciones por el VIH desde 2010 y un descenso del 36% de las muertes relacionadas con el sida.

Sin embargo, Botsuana se ha beneficiado de importantes inversiones en su respuesta al VIH a lo largo de los años. Como resultado, el país - junto con Eswatini, Ruanda y Zimbabue - está en el camino de acabar con el sida a través de fuertes intervenciones de prevención y tratamiento del VIH.

Con el fin de impulsar los esfuerzos para acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030, durante las recientes Reuniones de Primavera del Banco Mundial que tuvieron lugar en Washington, ONUSIDA hizo un llamamiento a los líderes financieros mundiales para que garanticen una inversión mayor y sostenible en la respuesta mundial al VIH y otras amenazas para la salud.

Robert Shivambu es responsable de comunicación global en ONUSIDA, que dirige e inspira al mundo para alcanzar su visión compartida de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida.

Autor(es)
Robert Shivambu, Mail and Guardian
Poblaciones y programas
Palabras clave
África oriental y meridional, Financiación de la prevención