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Las formas interrelacionadas de estigma y discriminación estructural y social, incluidas las leyes, políticas y prácticas punitivas, amplían las desigualdades e impiden que los profesionales del sexo puedan proteger su salud, seguridad y bienestar. La criminalización crea barreras que impiden el acceso y la aceptación de la prevención, las pruebas y el tratamiento vitales del VIH, así como de los servicios de salud sexual y reproductiva. Para las trabajadoras del sexo que son transexuales, inmigrantes o pertenecen a minorías raciales y étnicas, las formas múltiples e interrelacionadas de discriminación crean barreras adicionales a los servicios y aumentan el riesgo de enfrentarse a la violencia y el acoso.

Un estudio realizado en el África subsahariana reveló que la probabilidad de vivir con el VIH era siete veces mayor para un trabajador del sexo en un país que penaliza el trabajo sexual, en comparación con un país que lo despenaliza. Otra revisión descubrió que la penalización de cualquier aspecto del trabajo sexual estaba asociada a un menor acceso y uso del preservativo y a un aumento de las tasas de violencia. La despenalización del trabajo sexual podría evitar entre el 33% y el 46% de las infecciones por el VIH entre los profesionales del sexo y sus clientes en un periodo de diez años.

Entre los países que informaron a ONUSIDA, el 22% de los profesionales del sexo habían sufrido estigma y discriminación en los últimos seis meses. el 12% de los profesionales del sexo había evitado acceder a los servicios sanitarios debido al estigma y la discriminación en los últimos 12 meses. Uno de cada cinco profesionales del sexo había sufrido violencia en los últimos 12 meses.

En la actualidad, 168 países tienen leyes punitivas que penalizan algún aspecto del trabajo sexual. Pero un número creciente de jurisdicciones está reconociendo la necesidad de despenalizar el trabajo sexual para proteger a los profesionales del sexo. En mayo de este año, Queensland, en Australia, se convirtió en la última jurisdicción en despenalizar el trabajo sexual.

"Para proteger la salud de los profesionales del sexo, los líderes deben acelerar las medidas para hacer frente al estigma, la discriminación y la violencia que sufren. Esto requerirá la despenalización. Las pruebas son claras: las leyes punitivas perjudican a los profesionales del sexo y deben eliminarse", declaró Christine Stegling, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA.

Autor(es)
ONUSIDA
Poblaciones y programas
Palabras clave
trabajadoras del sexo, derechos humanos, estigma y discriminación, Prevención del VIH